Error de juvenil... (28 de mayo de 2010)

Vaya juvenil que estoy hecho! Lo que se explica en el manual del ciclista, lo que tantas veces me decían mis directores en las categorías inferiores.... voy yo y cometo un error garrafal...

Cada vez que lo pienso me da más rabia e impotencia y además por doble motivo, primero porque veo que estoy con los más fuertes en los puertos y en segundo lugar por que las oportunidades que tenemos no podemos perderlas...

Os sitúo. Hasta hoy lidero el maillot de la Montaña, puntúo en el primer puerto, mi contrintante un "vacansoleil", no se separa de mí (y yo de él) en los puertos. En el segundo de esos puertos me relajo a cola de los pocos que quedábamos. De pronto se acelera el ritmo, a una velocidad de vértigo, no tengo tiempo de reacción y me veo remando con Pablo Urtasum cerca de 50 kilómetros para intentar enlazar con el pelotón. Lo conseguimos en las primeras estrivaciones del último puerto de la jornada, pero ya sin fuerzas veo como el pequeño grupo se va delante de mis narices, y por lo tanto pierdo todas opciones de mañana en la crono hacer un papel medianamente decente para la General. Típico error de juvenil...

Así que no tengo opciones de luchar por un puesto en esa clasificación General, con lo cual intentaré luchar por el maillot de la Montaña y por hacer mañana un papel digno en la crono. Triste... ¿verdad?

La etapa de ayer la pasé bastante tranquilo. Por suerte estos días el tiempo nos respeta, nublado pero sin llover... menos mal porque la carrera hoy ha transcurrido por carreteras estrechas, un sube y baja constante, que me recuerda a las típicas clásicas belgas. Como os comenté en la última crónica me estoy encontrando muy bien, recupero de un día para otro y si no fuese por el momento de relajación de hoy mi clasificación sería con los de arriba.


También os aseguré que me había sorprendido la carrera y su organización. Pues os diré que otro hecho que me sorprende es que en el hotel estamos solos, a diferencia de todos los sitios donde he corrido. Dicho hotel parece más bien una casa rural o un hotel familiar, es pequeño pero muy acogedor, nos cuidan de maravilla y la comida -especialmente- es muy buena. Como todas las mañanas en la línea de meta suele haber bastante público (y hablando de otra cosa que me sorprende... los horarios, poco antes de las tres de la tarde ya estamos en meta, con lo cual toca madrugar más de lo previsto). Con eso de madrugar los auxiliares nos pican en las puertas de las habitaciones sobre las siete y media de la mañana. Todo o casi todo muy diferente a lo que tenemos como costumbre.

Hoy cerraré los ojos no muy contento con mi trabajo encima de la bici...