He perdido una batalla, pero no la guerra... (5 de septiembre de 2010)

Ya estamos en Calafell (Tarragona) tras cuatro horas de traslado. Por suerte, con la comodidad de nuestro bus, pero no por ello menos cansado... la verdad es que estoy muerto, sobre todo por la jornada del sábado... lo di todo para conseguir la victoria y a su vez mantener el maillot de la Montaña.

No pudo ser, he dormido bien, pero dando los primeros pedales en la jornada de hoy, sabía que nada podía hacer por estar en la lucha del maillot. Se salió muy rápido y en un durísimo repecho de tres kilómetros se hizo la fuga y ahí David Moncoutie no tuvo pelea por mi parte. Las piernas no me iban, no he recuperado lo necesario para dar la batalla suficiente. Después de varios días seguidos no he subido al podium; al cruzar la línea de meta ya sabía que perdía el maillot y por lo tanto he cogido el mismo camino que la gran mayoría del pelotón: algo de bebida y al bus a descansar.

No me encuentro triste, esto no ha hecho más que empezar. Sé que queda mucho y el martes toca volver al frente. Mañana hay una pequeña tregua... necesaria, sobre todo con los dos últimos días que hemos vivido y que han sido muy duros. Hoy, por ejemplo, nos hemos quedado a las puertas de los cuatro mil metros de desnivel, sin apenas nada llano y además sumándole el calor, que de nuevo ha hecho acto de presencia. Espero recuperar lo suficiente para volver a estar ahí... ganas hay...

De nuevo, mucha gente tanto en la salida como en la llegada. Estos días están siendo especiales para mí, ya que el hecho de estar ahí, luchando por el maillot de la Montaña, hace que reciba más felicitaciones de lo normal. El calor -pero el del público- estimula más de lo que uno se puede imaginar.