Chapa y pintura... (19 de agosto de 2010)

¡Cómo cambian los cosas en 24 horas! Si ayer estaba feliz y os lo intentaba transmitir a todos vosotros, hoy me he llevado un buen susto... me he caído. Nada grave, "chapa y pintura", a treinta kilómetros de meta con muchos nervios... los compañeros de pelotón metiendo manillar, los codos. El caso es que delante mía se fueron al suelo y yo por la propia inercia, también. Lo primero que me vino a la cabeza fue "¿qué me habré roto?". La Vuelta a España a muy pocos días, vamos a la "vuelta" de la esquina. Me entró un miedo tremendo. Por suerte me levanté al momento y aunque ya no seguí en carrera (estaba lanzada) todo quedó en un susto: quemaduras que espero en pocos días curar... una más para el cuerpo, y las que me quedan o eso espero... sería buena señal, ya que estaría como profesional muchos años.

En cuanto a la carrera, al principio un ritmo lento para acabar a velocidad de Fórmula 1. Al entrar gente de refresco en los distintos equipos esto parecía una clásica a vida o muerte. Los 60 últimos kilómetros ni tiempo para beber, un ritmo infernal en busca unos de la escapada y distintos saltos y otros en busca del sprint final... un cóctel que sólo ha hecho provocar nervios, bandazos en el pelotón y las caídas, lo que muchos o todos tememos.

Os escribo desde el aeropuerto de Milán. El vuelo tiene retraso y es buen momento para escribir cuatro líneas. Mi llegada a casa será a las tantas, da igual... ya que me llevo un buen sabor de boca de estos días por tierras italianas, que como siempre que vengo por aquí no dejan de sorprenderme la cantidad de gente que hay en las cunetas de las carreteras. Hoy de nuevo un circuito final y repleto de gentío y eso que es jueves, sólo puedo sentir envidia sana...