Un momento inoportuno (6 de abril de 2010)

Os escribo entre medio de la población de Viana y a las afueras de Logroño, ya con una buena cena en el estómago. Por delante tenemos unos cuantas horas para descansar antes de la nueva batalla, una batalla que aparte de la propia dureza se presentará con lluvia y frío, "oseasé" que tiene todos los ingredientes para que sea una etapa muy entretenida en todos los aspectos... Eso sí, el polen -y con ello las alergias- desaparecerá... que en algunos compis de equipo está haciendo mucha mella...

Esta es mi primera Vuelta al País Vasco y ayer ya noté el calor del público y sus gritos... Además me recuerda mucho a mi terriña, por el verde que se ve por todas partes, la verdad que todo lo que había escuchado es todo muy cierto...

Mi compi Rabuñal en el podio, como líder de la Montaña, fruto del trabajo de equipo

Hoy hemos superado los 2500 m. de desnivel y ayer los 3500 m. Hemos subido Orduña (1ª categoría)... ¡qué duro! nunca había sufrido sus rampas... y unos muros que parecían las paredes de una cárcel... Por suerte los dolores de rodilla ya son historia. Mis entrenos están dando frutos y gracias al ritmo cogido en la Volta poco a poco voy a mejor y estoy cada día más cerca de los grandes (que por cierto aquí no falta casi ninguno... esto es como correr una París-Niza).

Hoy y a pocos kilómetros del final y en "un momento inoportuno"... una avería, mi rueda dijo "¡basta!" y se rompió. La carrera estaba lanzada y claro, si paraba se me iba y si no, pues lo que me pasó, que al final no podía ni dar pedales... Aparte, me vi involucrado en una pequeña caída fruto de los nervios por luchar la posición dentro del paquete. Resumiendo: que he perdido un buen tiempo, aunque eso a lo mejor me da más margen para que me permitan irme en una escapada consentida por el pelotón.

Lástima, ya que el trabajo realizado hoy no se merecía acabar de esta manera, pero esto es así, y siempre hay oportunidades de resarcirse. Mañana ya tengo la primera oportunidad...