"Hemos salvado la primera..." (30 de agosto)

Entrenando con el holandés Robert Gesink, del Rabobank

Seguramente las palabras TENSIÓN y NERVIOS las veréis escritas y las escucharéis en los medios de comunicación estos días, pero realmente éste ha sido el denominador común para todos en la etapa de hoy.

En la salida se acrecentó más debido a la lluvia y al fuerte viento, que afortunadamente sólo estuvieron presentes durante los primeros kilómetros, pudiéndose ver tanto los primeros rayos de sol como una mejoría de la temperatura, que era más suave, sobre 16 grados. A eso hay que sumarle los continuos cambios de carretera... de una ancha y con buen asfalto pasabas a otra estrecha y con adoquín. El viento, haciendo de las suyas. Todos los equipos querían estar delante con sus líderes, así que el cocktail: explosivo y las consecuencias: pues caídas continuas, cortes y el típico latigazo.

En mi caso llevaba algo de miedo ya que el pinganillo dejó de funcionarme y desde la escapada en la que iba David (escapada de salida) nuestro director nos enviaba información sobre los puntos más complicados. He salvado el día pero no estoy muy contento ya que la premisa de todo el equipo era proteger a nuestro líder Eze y en algunos momentos ha estado solo y con el día de hoy era como llamar a la puerta del diablo... Pero la misión no era nada fácil, codazos los que queráis y más luchas de posición llevándolas al límite, de locos...

Me llamó la atención de nuevo la cantidad de gente que había en las cunetas de las carreteras, muchas banderas con los colores de España. También llamativo el corredor kazaco Alexandre Vinokourov, que lo he visto muy atento, muy fino, desde la última vez que lo vi en carrera. Igualmente curioso el caso de los hermanos Schleck, que apenas los observé metidos en carrera y bastante atrás del pelotón.

Hoy hemos cambiado de hotel y volvemos a la vorágine de cada día cama diferente. Dormiremos a 10 km de la salida de mañana (Zutphen) donde hemos llegado en hora y media, con unos 180 km de desplazamiento en el autocar; aquí he aprovechado para merendar. Este hotel está mucho mejor, las habitaciones son más grandes, muchísimo verde para variar en los alrededores (es curioso porque es de planta baja). Esta vez lo compartimos con los Garmin y Cofidis.

Hoy, al cruzar la meta, seguro que todos hemos suspirado de alivio...